CAPITULO XXIII
El grado de tensión alcanzado por nuestros cuerpos fue único. Como pudimos, escapamos de ese sitio. Ambos bandos peleaban con armas rudimentarias, en luchas cuerpo a cuerpo. Mientras lo hacían nos escondimos detrás de unos arbustos. Sentíamos miedo, pero tal vez haya sido un miedo infundado, dominado por la paranoia de esas personas.
Se abrían nuevos interrogantes sobre Felpa.
¿…?
Y éramos incapaces de entender lo que habíamos creado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

feliz 2010!
ResponderEliminarke tengas un año hermoso!
kisusuus
sammy
Oh, el extraño mundo sigue su curso tal parece, a ver con qué nos sorprende ahora, jajaja. Un saludo.
ResponderEliminar